Las estadísticas del Banco de España son un elemento de referencia para determinar si un préstamo incurre o no en usura (interés abusivo, notablemente superior al normal y manifiestamente desproporcionado). Pero ello es predicable exclusivamente a operaciones concertadas con las entidades de crédito, que son las que nutren esas estadísticas.
Otras empresas distintas, que se dedican de forma profesional a la concesión de créditos o préstamos hipotecarios, actúan con sujeción al marco general de la legislación civil, mercantil, hipotecaria y de consumo, y, específicamente, a lo dispuesto en la ley de contratación con los consumidores de préstamos o créditos hipotecarios y de servicios de intermediación (L 2/2009). Aquí la comparación deber ser con el interés normal o habitual en ese segmento del mercado de crédito.
Si hablamos de préstamos entre particulares, a falta de otros elementos objetivos de comparación, en principio, se debe tomar como elemento de comparación el más próximo; es decir, los precios habituales del dinero en el mercado extrabancario.
Así lo ha entendido el Tribunal Supremo (TS) en una reciente sentencia que ha declarado válido un préstamo entre particulares que había sido previamente declarado nulo, por usurario, por los tribunales en aplicación de la ley de represión de la usura. El interés pactado es de un 14% anual fijo para toda la duración del contrato.
El prestamista es un cocinero, no dedicado profesionalmente a la actividad de conceder préstamos. Y la prestataria, que interpuso la demanda para anular el préstamo, es limpiadora.
El TS ha considerado más adecuado utilizar como canon de comparación los tipos medios de interés de los préstamos hipotecarios propios del mercado de crédito alternativo, desde cuya perspectiva no aprecia que el tipo de interés remuneratorio pactado en el préstamo litigioso resulte notablemente superior al normal del dinero.
